lunes, 20 de enero de 2014

Vox. Liderazgo y utilidad

Lo que era un rumor a gritos se convirtió en una realidad la semana pasada con la aparición de un nuevo partido político que busca un hueco entre un porcentaje del electorado cansado, hastiado y defraudado con las políticas del gobierno del Partido Popular. 

Vox comienza a avanzar hacia un futuro incierto con un planteamiento de salida enfocado a la cohesión, la unidad y la búsqueda de una regeneración política que, por otro lado, es necesaria en esta sociedad salpicada con multitud de casos de corrupción, favoritismos y demasiado anclaje de nuestros líderes políticos. La realidad actual puede reforzar su crecimiento electoral pero necesitan, de entrada, buscar un líder que cohesione esas inquietudes sociales del momento. Es necesario que aglutinen esas sensibilidades y muestren una gran utilidad. El voto de centro derecha se mueve por muy diferentes motivos y no es sencillo dar con la tecla de forma inmediata. Todo comportamiento errático en estos primeros momentos les conducirá, de forma inequívoca, a quedarse únicamente en un proyecto ilusionante.

martes, 3 de diciembre de 2013

De tú a tú

En los corrillos posteriores a una reunión de padres del colegio surgió un tema de conversación acerca de los importancia de las personas en todas las decisiones empresariales y políticas. Alguno de los presentes ahondó en que lo más importante para su empresa era tener definidos los públicos a los que se dirige y trataba de considerarles en igualdad de condiciones siempre buscando el lado humano por encima del comercial con un importante éxito en sus políticas empresariales y un gran crecimiento de su cuota de mercado. 

Realmente hablamos de claridad, de ser claros con los demás y de "vendernos" tal y como somos. Vender un proyecto transparente, sin oscurantismo, afrontando las críticas de la opinión pública porque "a los ciudadanos hay que hablarles de tú a tú" (frase repetida por muchos políticos). Con el paso del tiempo, viendo los actos que unos y otros hacen, ese tú a tú se convierte en nada, en un yo conmigo mismo o incluso en una especie de tú a tú condicionado a si eres uno de los míos, que es igual a más de lo mismo.

En el caso de un político, se ha de dirigir a muchos y distintos públicos, enumeremos algunos de ellos: miembros del gabinete si se está en gobierno, personal de confianza, funcionarios, afiliados, simpatizantes,... Cada uno de ellos espera cosas distintas pero todos quieren que se les trate con claridad, franqueza y transparencia. A la larga se valora esta franqueza por mucho que a uno le duela. Dice en viejo refrán: "más vale un día morado que ciento colorado". Lo mismo sucede a nivel empresarial con otros públicos compuestos por personas: accionistas, empleados, proveedores, clientes,... Todo el mundo espera algo, bien sea un servicio, una promoción, una felicitación, un ascenso, una retribución, ...

Se nos llena la boca de promesas, de falsas expectativas. Pero no somos siempre conscientes de que lidiamos día a día con la felicidad, tranquilidad y salud de los que nos rodean. Porque, al igual que uno quiere que le sean franco, la gente necesita esa franqueza. Conocer las cosas con la suficiente claridad y transparencia para poder elegir, decidir, optar. Los ciudadanos no son sólo ciudadanos en elecciones. Los ciudadanos son ciudadanos todos los días del año. Los clientes de una empresa son personas con unas necesidades que tú debes subsanar y por eso son clientes. Los empleados, socios,... La gente, sea en grandes ciudades y o en pequeños pueblos, necesita que se les trate como lo que son y no como elementos "decisivos" en determinados momentos para cuadrar unas elecciones o una cuenta de resultados. 

domingo, 1 de diciembre de 2013

Yo no necesito nada

A menudo caemos en esa premisa. Creemos que una buena estrategia de comunicación sólo es necesaria para grandes empresas y/o corporaciones sin darnos cuenta de lo importante que es para nuestra propia marca personal y nuestra pequeña o mediana empresa.

Vivimos en un mundo de percepciones, el mundo de la imagen. Un frenético ritmo que hoy nos hace estar en la cumbre y mañana en lo más bajo de los fondos que pudiéramos imaginar. Nos creemos que lo sabemos todo y dudamos de lo que nos dicen los demás. Pero hay veces que es mejor pararse, escuchar, pensar y luego ejecutar. Cada uno de nuestros actos del presente serán nuestra situación del mañana.

La humildad es esa virtud que nos hace crecer. Ser humilde no es disimular que uno no es el Consejero Delegado de la empresa, no es hacerse el “normalote” cuando es nombrado candidato político, ni siquiera es ir a comer a restaurantes más sencillos por aquello de aparentar un status que uno no tiene. Ser humilde implica querer aprender, implica saber escuchar e implica, sobretodo, saber acatar consejos y opiniones y hacerlas propias. El empresario, político, profesor,…, humilde es aquel que llega lejos porque sabe mejorar, corregirse y luchar.

Durante mucho tiempo he escuchado expresiones de prepotencia cuando uno llega arriba. Por desgracia para ellos, porque han caído del pedestal, he podido escuchar expresiones de humildad y sencillez de esas mismas personas al cabo de un tiempo. Pero era tarde. No supieron rodearse de gente, hacer caso a lo que le iban diciendo y, al final, lograron que ese pedestal en el que estaban se hundiera motivado, en parte, por la prepotencia de sus actos y la prepotencia que proyectaban de su imagen.

Ser humilde no es lo mismo que ser sencillo. Al igual que ser listo no es lo mismo que ser inteligente. Podríamos decir que se complementan pero son como el agua y el aceite. Para trabajar con un plan de comunicación, es necesario que el sujeto en cuestión sea humilde y actúe con sencillez.

“No necesito nada”. Decíamos que esa era la frase de la discordia. La expresión del ingenuo. La antesala de un hundimiento casi seguro. Si no necesitas nada es porque crees que sabes dónde estás, a dónde quieres llegar y cuáles son los medios a emplear. Es porque crees que tienes bien definidos tus intereses y objetivos. Es porque piensas que conoces mejor que nadie tus audiencias. Es porque no has alcanzado ese mínimo grado de humildad para dejarte aconsejar. Si no necesitas nada, lo veremos .



sábado, 30 de noviembre de 2013

Somos como somos

A lo largo de este blog, vamos a ir desgranando características personales para ganar en liderazgo dentro de una organización empresarial o política  y para poder apoyar una buena estrategia de comunicación en esos puntos auténticos que contrarrestan las carencias que, por naturaleza, tenemos todos.

Crear una buena marca personal, más necesaria que nunca en los tiempos que corren, ejercer un liderazgo real ante nuestros diferentes públicos, convertirnos en buenos y auténticos comunicadores, líderes de opinión, agentes mediáticos,... requieren de grandes dosis de autenticidad. No sólo "somos lo que hacemos" sino que "somos como somos" y eso no se puede cambiar.

Las personas auténticas llegan. Convencen. Arrastran. Crean. Son valoradas, tenidas en cuenta y reclamadas. Todos conocemos dirigentes que crean un halo determinado en torno a su figura. Que intentan ocupar un espacio que no les corresponde. Que se perfilan con unas cualidades que no son las propias. La autenticidad es ser como es uno mismo, procurando aplacar los puntos negativos fortaleciendo las propias virtudes personales.

La falta de autenticidad personal implica el miedo al rechazo y al fracaso, las presiones sociales del entorno para adaptarse y vivir de forma no auténtica, y, fundamentalmente, la falta de comprensión de lo que significa e implica la autenticidad.  Como consecuencia de todo esto, la persona trabaja por  mostrar su "mejor cara" y expresar lo que el entorno y sus públicos esperan de él, para ser percibido de manera positiva. Realmente, todos estos factores impulsan y limitan los pensamientos, las percepciones, los sentimientos y las elecciones diarias de cada uno que minan lo que transmitimos cuando creemos que también "somos lo que hacemos"

¿Qué pasaría si lanzamos una campaña de comunicación con un producto que carezca de esa autenticidad? ¿Qué percepción obtendríamos en nuestros públicos? ¿Cuánto tiempo podríamos mantener el liderazgo de ese producto? Ahora, párate a pensar y analiza qué pasaría si el producto eres tú mismo.

martes, 26 de noviembre de 2013

Open Government. ¿Realidad o ficción?

Uno de los términos más de moda en la comunicación política es el llamado Open Government, Gobierno Abierto. Una de las máximas del gobierno abierto es asumir el compromiso de garantizar que la administración y todos los servicios públicos que el Estado brinda puedan ser supervisados por la comunidad, es decir, que estén abiertos al escrutinio de la ciudadanía.
 
Imagen. Grodmar Project (http://grodmar.com)
 
Considero que, como punto de llegada, es una meta muy ambiciosa y de enorme interés para toda la sociedad pero, no por ser un magnífico fin, es algo de fácil aplicación en nuestro país ya que para lograr ese objetivo son muchísimas las cosas que, de entrada, se tienen que cambiar, adaptar y mejorar.
 
Existen una serie de medidas, iniciales, que nos pueden aportar un punto de partida algo más favorable para la consecución de un gobierno abierto como la transparencia económica y relativa a todos los procesos de contratación de las diferentes administraciones. A la que se pueden sumar numerosas iniciativas enfocadas a una mayor democracia interna en los partidos, la transparencia propia de los partidos, sindicatos,... Conocer la gestión de los recursos con los que cuentan gracias a los impuestos de los ciudadanos.
 
Pero existe una condición inicial, básica, que permite que las cosas puedan avanzar y el Open Government sea algo más que una utopía, un deseo o una promesa encima de la mesa: situar al ciudadano como el centro de toda la actividad política. Ser consciente de que el verdadero valor de una democracia es el ciudadano que es quien debe ser el objeto y fin de la actividad política. Hasta que no logremos este enfoque, esta realidad, podremos hablar mucho de Open Government pero nos quedaremos, una vez más, en un deseo con pocos visos de materializar.

jueves, 21 de noviembre de 2013

La Comunicación en un Gobierno

En este nuevo post pretendo lanzar algunas ideas de interés para la realización de un Plan Estratégico de Comunicación de un Gobierno sea cual sea su ámbito de actuación. Teniendo en cuenta, en primer lugar, que lo importante es el público al que nos dirigimos. Puede ser momento también para realizar un análisis introspectivo y ver si estamos realizando todo aquello que queríamos o si nos están superando los acontecimientos y estamos entrando en un activismo innecesario.

Foto. Hoy Digital (http://tiny.cc/np5v6w)
 
¿Qué es un plan estratégico de comunicación? ¿Cabe la improvisación o triunfa la planificación?
Un plan estratégico es un documento que contiene las directrices básicas que fijan el curso de las acciones de comunicación de un gobierno. En un plan estratégico nada es fruto de la casualidad y menos de la improvisación. Todas las actividades de un gobierno que repercutan en la comunicación tienen que estar dentro de esa planificación y una definición de los públicos a los que nos tenemos que dirigir.

¿Baso un plan estratégico en mis creencias e intuiciones?
El plan estratégico debe estar basado en estudios que nos permitan conocer todos los entornos y circunstancias en los que nos movemos. Diagnosticar las oportunidades y amenazas, las carencias y principales demandas de los ciudadanos, el posicionamiento del propio gobierno,... con una definición de prioridades en relación a los recursos con los que contamos. Por lo tanto, las intuiciones personales e "inspiraciones divinas" no entran NUNCA en las bases de un plan estratégico que se defina para la comunicación de un gobierno. Que no entre en las bases significa que en un Plan Estratégico no caben para nada ni la intuición ni la improvisación.

Objetivos
Habrá que definir unos objetivos a corto, medio y largo plazo. En todos los casos, siempre deberá existir una "protección" a la figura del lider (Presidente, Alcalde,...) para que no esté sobreexpuesta innecesariamente.
En primer lugar debemos responder a la pregunta: ¿Dónde estamos? Para poder trabajar hacia la respuesta de la pregunta, ¿A dónde vamos?

El mensaje
El mensaje es la forma con la que vamos llegando a cada uno de los públicos que hemos definido en nuestro plan. Podemos canalizarlo a través de las redes sociales, medios convencionales,... Cada público debe recibir el mensaje adecuado a sus circunstancias.
Este mensaje debe tener creatividad, estilo, fuerza, posicionamiento, carácter, unidad y transmitir los valores que hayamos definido. Nunca un mensaje puede ser negativo sino aportar un punto de tranquilidad y confianza a los ciudadanos.
Por otro lado, el mensaje tiene que ser: claro, conciso, que conecte, convincente y consistente.

Imagen Institucional y de Gobierno
La imagen no es mágica pero es importante. Esta frase nos da unas ideas de la importancia de la imagen de gobierno. En un gobierno hay muchas cosas que se pueden resaltar, pero no de debe proyectar una imagen de todo. Hay que saber escoger qué proyectos o acciones se proyectan. Abarcarlo todo trasmitirá una idea confusa y emborronada de la realidad que queremos transmitir.

El mensajero principal. El Presidente / Alcalde
La imagen fundamental la transmite y encarna el gobernante (Presidente o Alcalde) que también debe realizar su labor en pro de los objetivos marcados y no debe estar al margen en ninguno de los casos. Es recomendable:
1. Realizar un estudio reputacional sobre su imagen y las percepciones que transmite.
2. Formarse intelectualmente en todo lo que tenga que ver con su región, ciudad,... para que pueda transmitir una imagen de que conoce de lo que habla y sabe todas las problemáticas. En temas económicos no puede confundir conceptos, por ejemplo.
3. Es el principal motivador y no debe transmitir sensaciones negativas. Si nuestro líder de gobierno se afianza en los mensajes negativos va a perder toda la credibilidad que pueda tener.
4. Debe trabajar las técnicas de comunicación y saber moverse en los distintos medios. Esto hace que sepa ser amable con las cámaras a la vez que comedido y transmita esa motivación al pueblo.
5. Deberá transmitir sentimientos que calen en la sociedad.

Por último, la programación. Debe existir en un Plan Estratrégico una programación que se vaya cumpliendo y que marque los diferentes hitos. Debe contener todas las actividades, con sus fechas de inicio y fin, definición de los diferentes mensajes, ... Si una planificación no se cumple habremos perdido el tiempo.

 

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Sociedad sin valores

Ayer tuve la oportunidad de estar con un gran periodista que me planteó su enorme preocupación ante nuevas inversiones que estaba haciendo el Ayuntamiento donde estábamos. Se preguntaba el sentido de ese gasto y lo justificaba, por decirlo de alguna manera,  con "el trinque". Me contó cómo a lo largo de sus más de 30 años de profesión había ido viendo una degeneración total en el comportamiento no sólo de la clase política sino de la sociedad en general. Él auguraba un duro futuro a nuestros hijos en una sociedad que avanza en la decadencia por la pérdida de valores dónde ya sólo importa uno mismo.
 
Antes de poner el dedo acusador en alguien de nuestro entorno, en la clase política, en las conductas de quienes influyen en la sociedad de una u otra forma, debemos hacer un análisis introspectivo. Ver cómo cada uno de nosotros se comporta en su día a día. Cada uno es un fiel reflejo de la sociedad que nos ha tocado vivir, una sociedad en la que la pérdida de valores humanos nos lleva directamente a una deshumanización de la sociedad. Ya no damos valor a cosas que, en otro tiempo, eran pilares en nuestra forma de actuar. Podemos hablar de muchas cosas: el valor de la vida, el esfuerzo, la generosidad, el mirar por los de al lado, la educación, la imagen,... vivimos inmersos en conductas antisociales que tienen multitud de consecuencias en el desarrollo diario como personas y como sociedad siendo la corrupción una de estas lamentables consecuencias.
 
Aristóteles critica en la “Política”, al idealista Platón por que este había diseñado una republica ideal en la que no caben ni el afecto, ni la propiedad; los únicos sentimientos -explica Aristóteles- son capaces de mover a los seres humanos.
 
El vacío de los valores es el vacío de algo cuya razón de ser no es nada gracias a la racionalidad económica que lo ha invadido todo. Nada vale por si mismo sino por su utilidad y los seres humanos nos convertimos en meros competidores. En definitiva, estamos en una sociedad en donde sólo lo cuantificable es y se convierte en un objeto y un fin.
 
Frente a esta pérdida de valores, la clase política tiene un enorme papel que desarrollar. Necesitamos políticos que impriman en la sociedad unos valores que antaño imperaban buscando únicamente el beneficio y bienestar de los ciudadanos a los que se deben. Debemos dejarnos de rupturas con lo pasado vendiendo que es progreso. La búsqueda de una sociedad laicista sólo nos va a llevar a neutralizar, cada día más, los sentimientos.
 
La juventud busca modelos de referencia en los que apoyarse. No cuenta con decir cosas sino también hay que vivirlas. Pensemos en los modelos que pueden tener hoy en día las personas que se están formando en colegios, universidades,... Está muy claro que lo que hagamos hoy, a todos los niveles, será la sociedad del futuro. Y está en nuestra mano.